(...VIENE de la
semana pasada)
Me quedé perplejo,
no podía creer lo que estaba leyendo ni lo que estaba ocurriendo.
¿Qué hacía en mis manos un manuscrito ilegible que supuestamente
trataba sobre anestesiología, que tenía un
papel explicando una especie de ritual satánico y, al mismo tiempo,
hacía referencia al Evangelio apócrifo de Tomás?
La historia se
complicó aún más. Tres días más tarde, volviendo a mi casa del
trabajo por el mismo camino, a la misma hora y en la misma acera
encontré otro libro. Me paré en seco, miré a mi alrededor y como
no vi a nadie cerca decidí quedarme con él. Justo en el momento en
el que me agaché para agarrarlo noté como alguien me miraba, me
giré rápidamente y no logré ver nada ni a nadie.
Llegué a mi casa y
comencé a analizarlo detenidamente. Tenía la portada y todas las
hojas de su interior en blanco, excepto la última página que
decía: “Las hojas de este libro todavía no se han escrito”.
En ese momento
pensé: “Quién me manda a meterme donde no me llaman”.
Quizás un intermediario está contactando con un sicario para
encargarle un asesinato y yo, por quedarme con ese manual de
anesteseología, ahora me he convertido en ese asesino a
sueldo y me están facilitando en clave las indicaciones para matar a
una persona.
Estaba paralizado,
no sabía qué hacer y me daba miedo contarle esta historia a alguien
porque podría convertirse en objetivo de los verdaderos
asesinos. Así que pedí unos días de vacaciones en el trabajo y me
quedé encerrado en mi casa. No quería volver a pisar la calle y al
mismo tiempo me daba pánico pensar que me podrían haber seguido y
que supieran dónde vivo.
Mis días libres
pasaron de manera muy lenta y continuamente me imaginaba ruidos que no
existían y tenía pesadillas en las que aparecía muerto
después de ser protagonista de extraños rituales satánicos. Sentía
que en mi casa no estaba sólo y muchas veces escuchaba voces que me
invitaban a llevar a cabo horribles atrocidades..
Mis vacaciones
terminaron y tuve que volver al trabajo. Por suerte los días
transcurrieron con normalidad. Poco a poco fui dejando atrás las pesadillas y los
sucesos extraños. Mi vida volvía a ser la que era.
Varios meses más
tarde, una noche calurosa de verano que no podía dormir, decidí
levantarme y salí a dar un paseo cerca de mi casa. Al cabo de un
rato andando le di con el pie a algo que había en el suelo, agaché
la vista y para mi desagradable sorpresa era un libro. No me
lo podía creer.
Un enorme escalofrío
recorrió todo mi cuerpo y allí mismo abrí el libro y leí en su
primera página: “Has dudado, pero sé que estás preparado para
afrontar tu destino con valentía y decisión. En unos
segundos sabrás cuál es tu misión”. De repente, noté que
alguien posaba su mano sobre mi hombro izquierdo y me susurró: “Hola
Martín, soy Tomás”.
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Literatumas: blog literario de Martín Lapadula
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